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¿Sabías que 4 de cada 10 propietarios españoles no saben cuál es la calificación energética de su casa? En los últimos años, mejorar la eficiencia energética de la vivienda ha pasado a ser en un verdadero desafío. Y es que cada día se valora más tener una casa que sea respetuosa con el medio ambiente y cuyo gasto energético sea más responsable. Es más, la búsqueda de viviendas más eficientes desde el punto de vista energético ha aumentado más de un tercio desde la pandemia.
Por eso, el certificado energético de vivienda se ha convertido en un documento fundamental, ya que en él se refleja el nivel energético de la vivienda, lo que indica cuál es su gasto de energía y sus emisiones de CO2.
Pero, ¿qué es exactamente el certificado energético de vivienda? ¿Es indispensable? ¿Cómo se pide y cuál es su precio?.
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El certificado energético de vivienda o certificado de eficiencia energética es un documento oficial preparado por un técnico especializado en el que se contemple la eficiencia energética de un edificio o parte del mismo. Cuenta con una validez de 10 años.
Lo que se valora es el consumo y la necesidad energética de un inmueble en base a diferentes cuestiones y prestaciones disponibles, como la iluminación, los sistemas de ventilación, el agua caliente o la calefacción. Pero también se tienen en cuenta elementos arquitectónicos como los materiales de carpinterías, del cerramiento darte, de los equipos de climatización y de las ventanas.
Para ello, se incluyen datos objetivos sobre las características energéticas de al vivienda y, para redactar el documento, se utiliza como referencia el consumo energético del bloque a lo largo de un año en circunstancias convencionales de ocupación y funcionamiento. Incluyéndose también datos sobre las instalaciones de electricidad y gas, y la cubierta térmica.
Su principal fin es que los futuros propietarios o inquilinos de la casa puedan conocer cuáles son los valores de referencia que permiten determinar la eficiencia energética de forma rápida y fácil, a un golpe de vista. Para ello, se usa un código de etiquetas y colores con una progresión que va desde la A hasta la G, siendo la A la eficiencia más alta y la G la más baja.
La intención inicial del mismo era favorecer las operaciones de compra y alquiler en aquellas fincas que contasen con una calificación elevada, destacándolos entre el resto, de modo que el parque de viviendas fuera mejorando de manera progresiva para despertar el interés de potenciales compradores o arrendatarios.
El Real Decreto 390/2021 determina que el certificado energético de vivienda es indispensable en nuestro país para poder arrendar o poner a la venta una vivienda, así como para aquellos propietarios que quieran dedicar una casa como alquiler turístico. Se encuentran obligadas a ello las siguientes construcciones:
No obstante, los edificios protegidos oficialmente, los edificios religiosos y de culto, los talleres de uso agrícola, las viviendas de menos de 50 metros cuadrados, los edificios que se utilicen menos de cuatro meses anuales, inmuebles que deban permanecer abiertos y edificaciones provisionales.
Lo primero que se debe hacer para solicitar el certificado energético de vivienda es llamar a un técnico certificador autorizado y concertar un día para que visite la vivienda.
El siguiente paso es registrar el Certificado. Una vez que tengamos el informe, deberemos entregarlo en el organismo competente de nuestra región para que verifique que todo está bien y lo haga constar. Podemos hacerlo nosotros mismos a través de Internet, pero también hay peritos que se encargan de ello por un coste extra. Cuando haya sido registrado y aprobado, obtendremos la calificación energética oficial.
Aunque no existe una tarifa oficial y cada perito suele marcar sus propias tarifas, el importe del certificado energético de vivienda, oscilando en función de la competencia de la zona, de la localización, del tipo de edificación y del tamaño. Sin embargo, para un piso de unos 70 metros cuadrados, por ejemplo, el precio suele oscilar entre los 50 y los 350 euros. Para casas de mayores dimensiones la tarifa va aumentando, pudiendo llegar incluso a los 300 euros para pisos de 150 metros cuadrados.
Durante la visita, el técnico hace un boceto, coge medidas, comprueba los sistemas de climatización y calefacción y examina los materiales de los cerramientos y exteriores. Se realizan mediciones de sótanos, tejados, fachadas y huecos, y se analizan los consumos y potencias eléctricas, además del tipo de edificio, los puentes térmicos, los materiales de la estructura, la edad y los aislamientos de cubiertas y paredes.
Tras este procedimiento se elaborará un plano y se añadirán los datos en un programa informático que brindará una certificación energética u otra a la casa. Luego, redactará un documento con la calificación para que lo guardemos, donde se mostrarán las sugerencias de mejora para aumentar la certificación energética en el futuro.
En este certificado se refleja información como la descripción de las cualidades energéticas de la finca, la referencia catastral del inmueble, la legislación sobre ahorro, el protocolo que se ha desarrollado para conseguir la certificación energética y la eficiencia energética aplicada cuando se realizó la construcción. Pero también pueden recogerse otros datos como las pruebas y comprobaciones realizadas por el perito a lo largo de la fase de calificación y el día de visita a la vivienda.
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