Extinción de condominio tributación IRPF

Extinción de condominio tributación IRPF: características de nuestra asesoría legal y jurídica

Es recomendable llevar una táctica adecuada: admitir que el condominio se tendrá que fraccionar cuando uno de los copropietarios lo requiera, valorar el inmueble con rigor y sugerir la venta. Además, es aconsejable que cualquier acuerdo verbal se ponga por escrito en un contrato de extinción de condominio con responsabilidad de venta, dejando aprobado el valor y acordando quién se hará responsable de los costes hasta que se venda.

Si se llega a un acuerdo entre los comuneros, es posible otorgar la finca a uno de ellos si paga el valor establecido por el porcentaje que poseía cada copropietario.

Si no se recibe respuesta o esta es la negativa a vender o que se proponga un valor de venta más bajo, la única solución que podremos tomar es la judicial. Interpondremos demanda ante los tribunales ejerciendo la actuación de división de la finca para la extinción del condominio.

Eso sí, debes saber que si los copropietarios no se ponen de acuerdo, el juez tiene la capacidad de disponer la salida del inmueble a subasta para el posterior división entre los propietarios. El inconveniente es que si hay una deuda hipotecaria y no se consigue sufragar con el precio de la subasta, se podrá embargar el patrimonio personal de los deudores o cualquier otro bien que pueda comprar en el futuro.

Por este motivo, lo más importante es el sentido común. Tanto es así que la persona que es reticente a vender sin ningún partición de la propiedad por un tiempo concreto inferior a una década, que puede extenderse una vez pasado este tiempo.

Pongamos por ejemplo una pareja casada que ha adquirido una vivienda a medias. La propiedad es de ambos y lo habitual es que cada no tenga el 50%, aunque no se delimita si el baño o la cocina es de uno u otro. Todo es de ambos al 50%. Y lo mismo sucede con los hermanos que heredan la vivienda de sus padres.

La cuestión es que, por diversos motivos, los comuneros pueden decidir de fragmentar la copropiedad. Un proceso que puede llevarse a cabo por vía notarial cuando existe un pacto entre todas las partes y por los juzgados cuando hay reticencia. La división del condominio se produce cuando el derecho de propiedad deja de practicarse de forma conjunta, ya sea porque los coeficientes pasan a manos de un solo propietario o porque la finca común desaparece.

Casos de herencias, matrimonios y divorcios:

Aunque, en la actualidad, lo más habitual es que suela hacerse por cuestiones de herencias y por procesos de separación y divorcio, hay otras circunstancias en las que es posible dividir el condominio. Por ejemplo, por renuncia de todos los comuneros, por la adquisición de un tercero, por expropiación forzosa, por la demolición del inmueble o por la fragmentación del mismo.

Cuando se procede a la división de la propiedad, se transfiere la titularidad de la finca de la cuota que se tiene sobre el inmueble común, pero para que también se transfiera la situación de deudor de la hipoteca, el banco tiene que dar su aprobación. De lo contrario, el anterior propietario continuará siendo el titular de la deuda. Esto quiere decir que si un matrimonio se divorcia, la entidad bancaria tiene que consentir el cambio para que únicamente el que se queda con la propiedad integra se refleje como titular de la deuda ante la entidad bancaria, en lugar de ambos.

No obstante, esta operación está siendo bastante complicada en la actualidad, pues para un banco un segundo titular es siempre un respaldo, incluso si no tiene ingresos estables u otras posesiones. En estas situaciones, lo que suele hacerse es añadir a otro titular o reemplazarlos por avalistas solventes.

Irpf y otros impuestos:

En cuanto a los impuestos, debes saber que la partición del condominio es una solución mucho más barata en comparación con otros trámites de adquisición y traspaso de propiedades como la compraventa. Y es que solamente se tributa por el Impuesto de Transmisiones de y Actos Jurídicos (ITyAJD), que varía entre el 0,5% y 1% según la Comunidad Autónoma. En cualquier caso, si el precio estipulado no se corresponde con el valor de la propiedad, se considera como una ganancia patrimonial, por lo que habrá que abonar la diferencia en el IRPF.