La extinción del condominio no siempre es tarea fácil, ya que cada caso es único, por lo que es recomendable recurrir a un abogado especialista que te oriente para llevar a cabo todas las gestiones que sean requeridas y resolver los posibles obstáculos que puedan ir surgiendo a lo largo del procedimiento.
En nuestra empresa somos expertos en derecho inmobiliario y hemos tramitado ya numerosos casos relacionados con divisiones de divorcios, separaciones, liquidaciones de empresas y herencias que requerían de la extinción de la copropiedad. Así pues, si estás en cualquiera de estas circunstancias, no dudes en ponerte en contacto con nuestra empresa para que valoremos tu caso con detalle y podamos proporcionarte la solución más óptima.
Gestionamos la extinción de condominio en todos los casos y considerando aspectos y situaciones como:
En todas estas situaciones, podrás contar con nuestro gran equipo de abogados con más de diez años de experiencia. Tanto de forma telefónica como por email o presencial. Correo: info@vecindia.es Tel: 910.353.034
Cuidamos al máximo a nuestros clientes y las situaciones por las que pasan, por eso queremos mostrarte como hemos ayudado a otras personas como tu en situaciones similares. Descúbrelo en nuestros casos de éxito.
Entendemos las necesidades de nuestros clientes y que no son todas iguales, por eso atendemos nuestros casos de manera individualizada, con mimo, rapidez y a un precio para todos, no sólo en el ámbito legal, sino también en el de los servicios profesionales, para que no se tengan que preocupar de nada.
Es aconsejable llevar una estrategia adecuada: admitir que la copropiedad se deberá fraccionar cuando uno de los comuneros lo requiera, evaluar la finca con rigor y plantear la venta. Además, es aconsejable que cualquier acuerdo de palabra sea puesto por escrito en un contrato de extinción de condominio con pacto de venta, dejando aprobado el valor y acordando quién se hará responsable de los costes hasta la venta.
Si se llega a un acuerdo entre los copropietarios, es posible adjudicar la finca a uno de ellos a cambio de que pague el precio fijado por el porcentaje que poseía cada copropietario.
Si no se obtiene respuesta o la contestación es la negativa a vender o que se proponga un precio de venta más bajo, la única vía que podremos tomar es la judicial. Presentaremos la requerimiento en los juzgados ejerciendo la actuación de fragmentación de la finca para la extinción de la copropiedad.
Eso sí, ten en cuenta que si los comuneros no llegan a un acuerdo, el juez tiene la capacidad de estipular la salida del inmueble a subasta para el posterior reparto entre los copropietarios. El problema es que si existe una deuda hipotecaria y no se consigue liquidar con el valor de la subasta, se atacará el patrimonio personal de los deudores o cualquier otra propiedad que pueda adquirir en el futuro.
Por esta razón, lo que debe primar ante todo es el sentido común. Tanto es así que la persona que se niega a vender sin ningún motivo obstaculiza la venta o pone unas condiciones demasiado exigentes, si se le demanda con una buena estrategia, podrá ser sentenciado a satisfacer las costas.
El condominio es un tipo de propiedad muy normal entre herederos, matrimonios y socios que adquieren un inmueble juntos, por ejemplo. Un modelo que hace posible que varias personas compartan la propiedad de un un patrimonio común que, aunque no puede ser dividido físicamente, sí puede dividirse de forma legal en “cuotas” que se asignan a cada copropietario en representación del porcentaje de titularidad que se le asigne. No obstante, aunque no se concrete la parte que corresponde a cada comunero, la regulación vigente establece que se presumirán semejantes las cuotas, salvo que se estipule de otro modo en la escritura.
Cada copropietario puede pedir cuando quiera la segmentación de la finca, sin importar su cuota, excepto cuando con la división, este fuera despojado del uso al que está dedicado. Sin embargo, la legalidad establece la posibilidad de que se acuerde la no división de la propiedad por un tiempo específico inferior a una década, que puede prorrogarse una vez transcurrido este tiempo.
Pongamos por ejemplo una pareja casada que ha adquirido una casa en común. El inmueble pertenece a ambos y lo normal es que la compartan al 50%, aunque no se acota si el baño o la cocina es de uno u otro. Todo es de los dos al 50%. Y lo mismo ocurre con los hermanos que heredan la vivienda de sus progenitores.
La cuestión es que, por diversos motivos, los comuneros pueden tomar la decisión de romper el condominio. Un procedimiento que puede realizarse ante notario cuando hay un pacto entre todos los copropietarios y por vía judicial cuando existe reticencia. La fragmentación del condominio se produce cuando el derecho de propiedad deja de practicarse de manera conjunta, ya sea porque las cuotas pasan a titularidad de un único propietario o porque la finca común desaparece.
Aunque, hoy en día, lo más normal es que suela hacerse por cuestiones de herencias y por procedimientos de separación y divorcio, hay otras circunstancias en las que es posible separar el condominio. Por ejemplo, por desistimiento de todos los copropietarios, por la adquisición de un tercero, por expropiación forzosa, por la demolición de la finca o por la división del mismo.
Cuando se decide la división de la finca, se transmite la titularidad de la propiedad de la cuota que se tiene sobre el inmueble común, pero para que también se transfiera la situación de deudor de la hipoteca, el banco tiene que dar su aprobación. De lo contrario, el antiguo propietario continuará siendo el titular de la deuda. Esto significa que si un matrimonio se divorcia, el banco tiene que consentir el cambio para que únicamente el que adquiere la propiedad integra quede como titular de la deuda ante la entidad bancaria, en vez de los dos.
No obstante, esta operación está resultando bastante complicada actualmente, ya que para un banco un segundo titular obviamente es un respaldo, incluso si no tiene ingresos estables u otros bienes. En estos casos, lo que suele hacerse es añadir a otro titular o sustituirlo por avalistas solventes.
En cuanto a los impuestos, debes saber que la partición del inmueble es una vía mucho más barata comparándola con otras gestiones de adquisición y traspaso de inmuebles como la compraventa. Y es que solamente se paga por el Impuesto de Transmisiones de y Actos Jurídicos (ITyAJD), que varía entre el 0,5% y 1% en función de la Comunidad Autónoma. En cualquier caso, si el valor estipulado no se corresponde con el valor del inmueble, se considera como una ganancia patrimonial, por lo que se deberá pagar la diferencia en la declaración de la Renta.
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Prórroga de contrato de arrendamiento de vivienda urbana. La legislación española establece un marco regulador específico para los contratos de alquiler, de manera que se dé un equilibrio entre los intereses de arrendadores y arrendatarios y ambas partes queden protegidas. Y dentro de este marco legal, se abordan cuestiones como la duración mínima obligatoria para el contrato y los derechos de prórroga automática bajo ciertas condiciones.
Demanda por incumplimiento de contrato de arrendamiento: Incumplir un contrato es incurrir en la falta de cumplimiento de una o de varias cláusulas del acuerdo. Siendo el propio contrato el que determina el modo en el que el mismo debe desplegar sus efectos, así como las consecuencias en caso de no cumplimiento del clausulado por parte de los sujetos contratantes. Una situación que en muchas ocasiones puede desembocar en un pleito judicial.
La buena convivencia en una comunidad de propietarios es tan importante como compleja, por lo que un trato amable y una comunicación transparente pueden marcar la diferencia entre la colaboración y la comprensión mutuas y el tener enemigos muy cercanos. Una de las principales quejas de los propietarios son las actividades molestas de otros vecinos, como pueden ser la suciedad en las zonas comunes, el ruido, mascotas que alteran las horas de descanso, etc.
Tipos de arras en el contrato de compraventa. Cuando se va a cerrar una operación de compraventa, generalmente, suele firmarse un contrato de arras para garantizar los términos de la misma y que nadie se eche para atrás. La cuestión es que muchas personas dan por hecho que únicamente existe un tipo de contrato de arras: aquel en el que la cantidad entregada se pierde o se devuelve por duplicado, en función de si es el comprador o el vendedor el que decide resolver el contrato. Es cierto que son el tipo de arras más frecuente, pero hay más posibilidades.
