Una Vivienda de Protección Oficial (VPO) es un tipo de vivienda construída por la administración pública española, normalmente ofertada a un coste más económico para que las personas con menos recursos que no cuenten con acceso a facilidades para comprar otro tipo de casa o que cuenten con necesidades especiales puedan disfrutar de un lugar donde vivir.
Cuando el inmueble se dirige a personas con recursos extremadamente bajos, suele emplearse el término VPO de régimen especial. Mientras que el resto de VPO son denominados como VPO de régimen general.
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La protección de las VPO varía entre los 15 y los 50 años. Todo depende del tipo de vivienda que se trate o de las subvenciones percibidas. Sin embargo, cuando ha pasado dicho periodo, la casa pasa a ser libre de manera automática o de oficio. Es en este momento cuando pueden descalificarse de manera voluntaria, lo que implica el reembolso de las ayudas económicas.
Si deseamos realizar la descalificación voluntaria, será necesario ir a varios organismos, como la Administración que se encarga de la Vivienda en cada región autonómica y municipio que competa. Un procedimiento que dura aproximadamente 5 meses y hasta que no lo empecemos no podemos saber cuál es el importe exacto a reembolsar. No obstante, por regla general oscila entre los 0 y los 30.000 euros. Eso sí, es posible interrumpirlo en cualquier momento si no nos interesa seguir adelante.
En cualquier caso, debes tener en cuenta que que no todas las VPO pueden descalificarse, como es el caso de las VPP o aquellas supeditadas al Real Decreto 801-2005. Esto no quiere decir que no tengamos posibilidad de venderla, pero sí estaremos obligados a hacerlo al precio establecido por la Comunidad Autónoma en la que se localice el inmueble.
Al ser pisos con un régimen especial de protección, no son accesibles para cualquier persona, por lo que es necesario que los adquirientes reúnan una serie de requisitos:
Si tienes la intención de vender una vivienda de protección oficial, el valor no lo pauta el mercado, sino la Administración. Pero además, el propietario tiene que solicitar la descalificación voluntaria si desea gestionarlo previamente a que caduque la certificación de Protección Oficial, debiendo especificarse la razón por la que es necesario vender la vivienda, demostrar que ha servido como vivienda habitual del dueño en los últimos 5 años y que la calificación urbanística del suelo sobre el que está localizada lo permite.
Lo más fácil es vender la vivienda después de una década de haber sido comprada, puesto que no es necesario ninguna condición especial ni existe obligación de restituir las ayudas recibidas. No obstante, es fundamental averiguar antes la caducidad en las escrituras, ya que existen algunas regiones que la pautan en los 30 o incluso en los 50 años. Aunque no suele ser lo habitual.
En el caso de que alquilar una VPO, hay que tener en cuenta que no puede hacerse durante el periodo de calificación. La única salvedad es que no pueda usarse a residencia habitual o permanente. En cuyo caso se aplicarán los requisitos y valores del arrendamiento de vivienda de protección oficial y este únicamente podrá ofrecerse a personas inscritas en el Registro de solicitantes de vivienda de protección oficial.
Si se trata de una herencia, lo que debemos hacer es satisfacer el impuesto de sucesiones y llevar a cabo la entrega de la herencia ante notario. Una vez hecho esto, puede alquilarse sin exceder el valor máximo establecido por la comunidad autónoma, venderla o tramitar la descalificación voluntaria.
Durante muchos años, la legislación española no especificaba que los bancos no podían añadir una “cláusula suelo” a las hipotecas de las VPO. debes tener en cuenta que, algunas veces, esta estipulación ni siquiera se refleja en la escritura del préstamo, por lo que es recomendable echar un vistazo a los pagos de las cuotas mensuales.
El caso es que el tribunal supremo declaró esta disposición como inválida, por lo que si tu préstamo hipotecario la incluye puedes pedir que la eliminen y que te reembolsen el dinero que has pagado de más.
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