Un arrendamiento es un contrato firmado entre un arrendor y un arrendatario, que quedan obligados a cumplir con los términos del mismo siempre que no vayan contra la Ley de contrato de arrendamiento.
En él debe establecerse quién es el responsable de pagar las cuentas de los servicios y recoger las responsabilidades de cada una de las partes sobre el cuidado del inmueble. Todo aquello que no se incluya en el contrato, por mucho que se haya acordado verbalmente, no tendrá ninguna validez legal. Por eso, si tienes dudas sobre las disposiciones del contrato de arrendamiento, es recomendable que hagas una visita a tu abogado antes de firmar, ya que los asuntos legales pueden llegar a ser complicados y estresantes cuando no se tienen conocimientos al respecto.
El alquiler de la vivienda y las condiciones en las que debe realizarse quedan recogidos en la Ley 29/1994, de 24 de noviembre, de Arrendamientos Urbanos.
Además de los pagos mensuales de la renta que debe realizar el inquilino en los primeros siete días del mes, a la firma del contrato está obligado a entregar una fianza en metálico equivalente a una mensualidad de renta. Además, si ambas partes así lo acuerdan, el arrendador puede solicitar algún tipo de garantía adicional, como la presentación de avales personales o bancarios o la presentación de nóminas.
Al finalizar el contrato, el arrendador debe devolver la fianza. Si el arrendatario no ha recibido la devolución de la misma en los 30 días posteriores a la entrega de las llaves, el arrendador deberá entregar el dinero con un recargo equivalente al interés legal del dinero.
Es al propietario del piso a quién corresponde la ejecución de todas aquellas obras de reparación que sean necesarias para garantizar unas condiciones mínimas de habitabilidad en la vivienda. Únicamente está exento cuando se trata de un deterioro ocasionado por el inquilino o cuando el inmueble ha sufrido una inundación o un incendio. Pero sí está obligado a realizar todas aquellas pequeñas reparaciones que sean necesarias por el uso ordinario de la vivienda por parte del arrendatario.
Además, debes saber que el arrendador puede aumentar hasta en un 20% la mensualidad del alquiler en concepto de la realización de estas obras de mejora al terminarlas.
Por su parte, el arrendatario no está autorizado a realizar obras en el inmueble que cambien la configuración del mismo a menos que tenga el consentimiento por escrito del propietario.
La duración del contrato es pactada por ambas partes libremente. Si es inferior a 5 años, el contrato será renovado de manera obligatoria cada año, hasta llegar a un máximo de 5 años, a excepción de aquellos casos en los que el arrendador no desee renovarlo. Lo que debe ser avisado al arrendatario al menos con 30 días de que termine el contrato o la prórroga o si el propietario reclama el inmueble para sí o para su familia. Y lo mismo ocurre si el arrendador quiere vender el piso. Aunque en este caso, el inquilino tiene preferencia sobre el resto de interesados.
Si se quiere rescindir el contrato de manera anticipada una vez que hayan transcurrido 6 meses de la firma del contrato de alquiler, se deberá avisar al arrendador también con un mínimo de un mes. No obstante, hay que tener en cuenta que algunos contratos contemplan una indemnización equivalente a una mensualidad de renta en vigor por cada año que queda por cumplir. Los periodos que sean menores a un año se calculan de forma proporcional.
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